Huir de los altos impuestos de su país no es un delito
según las leyes suizas. De hecho, durante siglos los bancos suizos han ofrecido asilo a
aquellas personas preocupadas por la seguridad de su dinero, ya sea debido a desorden
político o a un nivel impositivo desmesurado. Por ejemplo, durante la époce Fascista de
Europa (1922-1945), mucha gente perseguida en sus países invirtió su dinero en Suiza
para proteger su futuro financiero contra los nazis y contra otros enemigos. Fue durante
este período que Suiza adoptó sus leyes sobre el secreto bancario, que
envían a la cárcel a cualquier banquero que revele información sobre su cliente.
Si Ud. ingresa dinero en un banco suizo y la autoridad fiscal
de su país o una agencia gubernamental similar le pide información a su banco acerca de
Ud., no les dirán nada. Esto es el secreto bancario.
Pero nuestras leyes no protegen el dinero sucio. Es
decir, dinero obtenido a partir de actividades criminales tales como el tráfico de
drogas. Si la policía se presenta pidiendo información acerca suyo, y disponen de
pruebas suficientes de que el dinero proviene de actividades criminales, los banqueros
tendrán la obligación de contestar.
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